Mi jornada por sobrevivir

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Día 7 «Éxodo» Parte 1

 

Durante esa noche, no pude dormir; trate de conciliar el sueño pero… la muerte de Oz  había calado en el ánimo del equipo, sin embargo había sido una oportunidad muy importante para estudiar qué demonios estaba pasando, descendí de la camioneta y me dirigí hacia donde estaba el cuerpo inerte de mi amigo.

Al llegar a la parte trasera de la segunda camioneta, pude observar que Wolf continuaba observando a Oz, los demás compañeros habían regresado a las camionetas a tratar de descansar, el pueblo había quedado aún lejos, -Wolf- le dije al mirar que seguía apuntándole al cuerpo inerte –el no volverá a moverse, puedes bajar el arma-  le dije, pero él siguió apuntándole, se encontraba en shock, no todos los días le vuelas la cabeza a uno de tus mejores amigos, moví el cañón del arma y Wolf me miro, para luego decirme –Esto no se supone que pasaría así… se supone que sobreviviríamos a esta crisis y reconstruiríamos nuestras vidas…–  mire a Wolf un par de segundos, sin saber que decirle, finalmente le respondí –Esto, es un éxodo, una búsqueda por sobrevivir, Oz conocía los peligros de este viaje y sin embargo, el hizo su elección–, mire nuevamente a Wolf a los ojos y le dije –si yo… llegara a pasar por algo similar, termina con mi vida automáticamente, no me dejes llegar a ese estado y dame un disparo en la cabeza-.

Wolf me miro con cierto enojo, descendió de la camioneta y se metió en la cabina a dormir, nunca antes lo había visto tan perturbado como en ese momento. Mi clásica forma de meter la pata lo había sacado del estado de shock y lo había sumido al enojo o a la depresión, por el momento no tenía mucho que hacer. Caminé de regreso a la camioneta, la herida aún me dolía y no podía moverme bien aún, me detuve a ver las estrellas antes de volver a ingresar a la camioneta. Suspiré y de pronto el teléfono celular en mi pantalón comenzó a sonar, lo saque rápidamente y mire la pantalla, el número era nuevamente el de Eliza, trate de responderlo pero tras escuchar su voz unos segundos, la llamada se cortó abruptamente, traté de devolver la llamada, pero la grabadora de la compañía de teléfono sonó en lugar de la voz de mi amiga –“El número que usted marco, no está disponible esta fuera del área de servicio, le sugerimos llamar más  tarde” – al no tener éxito y después de intentarlo una docena de veces, decidí regresar a la camioneta y descansar.

La noche paso rápidamente, a pesar de que no pude descansar del todo, el dolor de mi herida y el rostro de Oz enloquecido por la extraña enfermedad / maldición,  me impidieron dormir. Desperté aproximadamente las 7:30 de la mañana, no estaba seguro de que horas fueran en realidad porque nunca había sido partidario de usar el reloj de pulsera, me estiré y revisé la camioneta, esta se encontraba vacía, me acerqué a la puerta y descendí para explorar la otra camioneta, la cual, descontando una cobija abultada que estaba sobre el asiento trasero, se encontraba vacía.

Revisé la caja trasera, el cuerpo de Oz había desaparecido, regresé donde estaba mi escopeta, la cargue y camine como tan cauteloso se puede ser con una pierna que está herida, cerré mis ojos tratando de detectar algo anormal, a lo lejos aprecie el tenue aroma de madera que se quema. Camine poco a poco, hasta donde se encontraba una pequeña fogata, donde mis amigos estaban preparando el desayuno, suspiré aliviado, sin embargo, eso no contestaba donde estaba el cuerpo de Oz, caminé hasta donde se encontraba Annette y Antonio quienes estaban preparando el desayuno.

–Creo que he dormido de más– dije en tono de broma, ambos voltearon a verme, y con una risita de cómplices siguieron preparando el desayuno; un silencio molesto e incómodo estaba alrededor de nosotros 3, hasta que decidí romperlo – ¿Dónde se encuentran Yô y  Wolf?–, ellos dos siguieron en silencio hasta que gritaron –¡Es hora del desayuno!– de entre los arboles surgió Wolf, quien dijo –los preparativos están completos, terminando el desayuno podremos proseguir–, los tres asintieron, momentos después llego Yô cargando a su hijo y señaló –Así lo habría querido Oz, con su extravagancia- desconociendo por completo a que se referían pregunté –¿A qué se refieren? – sin embargo ninguno de ellos me contesto.

El desayuno pasó casi en silencio, nunca me había dado cuenta como las bromas pesadas de Oz podían hacer ameno un desayuno, habían pasado 7 días desde que esta locura había comenzado y de pronto parte de mi mundo se había ido al caño, mire a los demás mientras comían, mientras yo me limité a tomar lo mínimo indispensable para mi persona, cuando terminaron, tomaron un trozo de carbón y se hicieron unas marcas con el hollín del carbón, rompieron el silencio y dijeron al unisón –Es hora– Wolf tomó un leño que estaba quemándose y se dirigieron a lo que sonaba como un caudaloso rio,  al llegar allí vi que Wolf había improvisado una especie de pira funeraria, en la cual descansaba el cuerpo inerte de Oz.

-Estimados amigos- dijo Antonio –nos encontramos aquí reunidos para decirle adiós a uno de nuestros compañeros caídos, tal vez sus bromas no fueran las mejores, ni su sentido del humor el más correcto, sin embargo él ha dejado un gran vacío en nuestro grupo, hemos perdido una risa, a una excelente persona, el mundo queda privado de sus comentarios políticamente incorrectos, sin embargo, nosotros quedamos debilitados y acongojados, no podemos darle una sepultura como debería ser, sin embargo, entregamos nuestro cariño a ti- después de decir eso, Wolf y Yô procedieron a incendiar los troncos de la pira improvisada, el fuego fue consumiendo poco a poco el cuerpo de nuestro amigo; -Un funeral digno de un Vikingo- dijo Annette tras ver el espectáculo, el fuego creó una gran cantidad de humo y el aroma a carne asada casi me hace vomitar, decidí alejarme del lugar, camine hacia la fogata, tome mi escopeta y volví sobre mis pasos rumbo a las camionetas.

Detrás de mí escuche unos pasos, giré mi rostro y vi que era mis amigos, los esperé, Wolf se acercó a mí y tomando impulso me dio un golpe el cual me derribó, lo mire desde el suelo, con una nueva ira que nunca le había visto me gritó –No vuelvas a pedirme una locura como esa nuevamente, somos un equipo y como equipo nos quedaremos-, no podía creerlo, por primera vez  en toda mi vida lo había visto enfurecer, y no supe que decir; gire mi rostro mientras Wolf seguía gritándome, sin embargo, entre gritos pude escuchar lo que parecía ser un gran número de pasos; interrumpí el sermón de Wolf para prevenir a mi equipo –¡Se acercan las cosas!-.

Nos encontrábamos en una clara desventaja, numérica y de posición, las whoommer estaban apagadas y resultaría difícil escapar si se trataba de un gran grupo como el del día anterior, Annette dio la instrucción – ¡Todos debajo de las camionetas! –, nos deslizamos lo más rápido posible,  frente a nosotros paso una gran horda de corredores y caminantes, esperábamos que pasaran de largo, sin embargo, un pequeño grupo se separó atraído por el humo de la pira funeraria, otro grupo se acercó corriendo y tal parecía que estuvieran, revisando el lugar, en busca de un bocado que comer.

Cubrimos nuestras bocas tratando de no emitir sonidos, el primer grupo regresó del lugar de la pira, algunos tenían la ropa incendiándose, no obstante, parecía no molestarles, estos despojos humanos siguieron por el camino, y el segundo grupo comenzó a retirarse, pronto giraron sobre la carretera y continuaron el descenso, mi celular volvió a sonar y esto atrajo la atención de un grupo de cinco corredores atrayéndolos hacia nosotros…


Día 6 Exterminio Parte 3

El teléfono celular comenzó a sonar, mi mano fue directo a mi bolsillo, lo cogí y lo lleve a mi oído para responder, del otro lado de la línea podía escuchar el sonido similar al de tierra siendo paleada, dije – ¿Hola, hay alguien allí? – cuando me respondió – Natsu, no sabía a quién más llamar, ¡Auxilio el campamento de sobrevivientes es una masacre!, mis hermanos se han vuelto locos, me están enterrando viva, no se- la comunicación se cortó abruptamente, revise la pantalla del celular y reconocí el número, se trataba de Eliza, una amiga que conocía desde la universidad y de la cual durante muchos años había sentido algo especial. Consternado por la llamada mire hacia los lados como si tratará de localizar de dónde provenía la llamada, cuando fui embestido y derribado por un Corredor con una pala.

El engendro se abalanzó contra mí, sosteniendo la pala con sus dos manos, irónicamente este artefacto funcionó como una perfecta barrera entre él y yo, use su propia arma para forcejear y mantenerle con uno de mis brazos a una distancia alejada de mi cuerpo, saliva y un poco de sangre caían de su boca, como si fuera un perro rabioso, la escopeta había quedado a un par de metros, por lo que llevé mi mano al mango de la pala, y trate de empujarlo con mi fuerza, logrando que callera hacia un lado, gire tan rápido como pude hacia la escopeta y apunte hacia el agresor, pero este se había ido a perseguir a algún otro desafortunado.

Me incorporé y comencé a  buscar a mis compañeros de equipo, camine hacia el final del campamento, conforme avanzaba encontré diverso número de corredores heridos diversas partes del cuerpo, pero la cabeza se encontraba intacta, ante esta situación les disparé con la escopeta en la cabeza, eliminando la posibilidad de que se volvieran a incorporar.

Al llegar al final del campamento encontré a Oz y a Wolf, quienes estaban espalda con espalda, disparando a los corredores y caminantes, me acerqué a ellos para tratar de auxiliarles, cuando alcance a ver como Oz cambiaba la modalidad del rifle de asalto a modo automático y disparó ignorando mi advertencia contra los agresores, trate de gritarle –¡Oz, Detente te terminarás con toda tu munición!-, Wolf por su parte parecía hacer lo propio, el resultado fue una fulminante ráfaga de disparos. Ante esta situación me escondí detrás de uno de los árboles para evitar ser herido nuevamente, a mi lado vi un gran enjambre de cientos de corredores que se dirigían hacia ellos.

Revisé cuantos cartuchos cargaba en mis bolsillos, traía una pequeña cantidad, insuficiente para ayudarles, ante ello no pude hacer nada, más que huir del lugar, conforme me alejaba escuche muchos disparos y un grito de dolor, corrí hacia la camioneta para buscar explosivos, tomé un par de granadas y me dispuse a salir. Salí nuevamente de la camioneta, cuando vi que Wolf subía a Oz herido en la parte trasera de la camioneta, sobre detrás de ellos se abalanzaba una gran horda de corredores, ante esto quité la espoleta de una de las granadas y la lance, con tal suerte que cuando esta aterrizó entre el grupo de perseguidores, exploto, generando luz, un ruido estrepitoso, giré el rostro para mirar nuevamente unos segundos después, los perseguidores estaban en mutilados volar en pedazos, parecía que estábamos a salvo, ¿pero por cuánto tiempo?

Wolf con celeridad amarró a Oz con una soga polvorienta que estaba allí, me acerqué a Wolf y le pregunté -¿Qué ocurrió?- a lo que respondió –Mientras estábamos tratando de eliminar a los invasores, Oz, agotó toda su carga, y me pidió uno de los cargadores, mientras yo lo buscaba, el trató de cubrirme peleando con su cuchillo, sin embargo, eran muchos más de los que podíamos controlar entre los dos, y… uno de ellos le ha mordido, trate de rescatarlo antes de que le dañaran… Pero fue inútil, le arrancaron una buena parte del brazo- Wolf seguía relatándome su historia mientras trataba de detener el sangrado aplicando un torniquete sobre la zona herida, me acerque a la camioneta y vi como mi amigo estaba mal herido por una serie de mordiscos, -Pero, ¡Esta infectado, no podemos llevarlo con nosotros así, sería un peligro para el grupo!- Wolf me volteo a ver y dijo –Pero tampoco podemos dejarlo a su suerte, ¡es nuestro amigo!-, la conversación fue interrumpida por un movimiento producido de entre las plantas, giramos ambos y preparamos las armas para disparar, de entre ellas salieron Antonio y Annette que también se encontraban asediados por una horda de corredores, prepare la segunda granada que había tomado y la lance contra ellos, a la par que les grité –¡Cúbranseeeee!-, la granada recorrió una trayectoria de algunos metros, Annette y Antonio saltaron hacia las camionetas, permitiendo que está siguiera su curso, impactó contra uno de los perseguidores, luego rodo por el suelo y exploto, destrozando los cuerpos de estos.

La segunda explosión trajo la atención de los corredores y caminantes que estaban alrededor del campamento, por ello decidimos emprender la retirada, abordamos las dos camionetas y salimos del campamento arrollando a algunos corredores y caminantes en el proceso, abandonando el campamento.

Retrocedimos algunos kilómetros hasta donde habíamos sido interceptados por el primer grupo, la primera ocasión, afortunadamente quedaban muy pocos caminantes en el área, Wolf y Antonio arrollaron a estos y  una vez que nos cercioramos que estos no se volverían a incorporarse, nos estacionamos y volvimos a reunirnos, Annette dijo –¡Que ocurrió!, ¿por qué Oz está herido?, dijimos que permaneceríamos en grupo- interrumpí el discurso de Annette para remarcarle –Todos salieron corriendo como pollos sin cabeza, no es de extrañar que uno de nosotros resultará abatido- gire mi cuerpo y me acerqué a la camioneta donde estaba Oz recostado, -sin embargo, tenemos una oportunidad muy importante, la de observar el proceso de esas cosas- Antonio se exalto, me tomo por la camisa y me impacto contra la camioneta –¿Estás loco?, se trata de uno de nosotros, no podemos dejarlo morir-, Annette miro a Antonio y le puso una mano en el hombro –Desgraciadamente Oz no lo logrará, lo mejor que podemos hacer es aprovechar su sacrificio para entender mejor a lo que nos enfrentamos- revise el reloj, habían pasado 20 minutos desde que había sido infectado y dentro de poco oscurecería, subimos a las camionetas para descender hacia el poblado más cercano.

Permanecí observando la otra camioneta, conforme nos dirigíamos carretera abajo, tome la Tablet y registré lo que observaba, los cambios que ocurrían en Oz, mientras Annette trataba de aminorar los síntomas y desinfectar las heridas, para evitar bacterias y microorganismos oportunistas. Cuando arribamos al pueblo eran aproximadamente las 18:15 horas, llegamos a una casa abandonada, ingresamos a la casa cargando a Oz, su cuerpo estaba hirviendo, como un síntoma del combate contra el virus, lo colocamos en el suelo, mientras Wolf y Antonio custodiaban la agonía de nuestro compañero, Annette proseguía con el auxilio.

En la Tablet registre lo siguiente:

Infección/Maldición:

Hora 1: la victima de la enfermedad cae presa del virus, se registran temperaturas corporales superiores a los 40 grados centígrados, escalofríos, nausea.

Hora 2: la temperatura ha alcanzado casi los 45 grados centígrados, se registran delirios, se optó por emplear antibióticos, sin embargo estos no han tenido ninguna reacción benéfica, se descarta la posibilidad de que se trate de una bacteria, sensibilidad corporal disminuida.

Hora 3: Delirios se han vuelto más presentes, decoloración de la zona afectada, la herida se coagula.

Hora 4: Convulsiones, demencia agravada, agresividad, dolor intenso en las articulaciones, agresividad extrema.

Hora 5: Entumecimiento de extremidades y del área infectada, perdida de la coordinación muscular, dificultad para tragar líquidos.

Hora 6: parálisis de la zona inferior del cuerpo, disminución de la frecuencia Cardiaca, dificultad respiratoria.

Hora 7: coma y decremento de las funciones vitales, paro cardiorrespiratorio.

Siendo las 01:00 horas del día 02 de noviembre de 2012, se registra el deceso de Oz, causada por el virus/Maldición Mictlán tras una lenta y dolorosa agonía, su transmisión se deriva del contacto de algún fluido corporal de un infectado a un organismo saludable, es probable que los tiempos de muerte varíe dependiendo de la susceptibilidad del organismo “huésped” respecto a la enfermedad…

Mire como mis amigos estaban decaídos a causa de la perdida, guarde la Tablet y me acerque a donde se encontraba mi amigo, y lo moví para cerciorarme de su muerte, los signos vitales ya no estaban presentes, lleve mi mano a su cuello para revisar el pulso. Lleve mi mano hacia sus ojos y los cerré, comencé a pensar que esta dolorosa muerte para el universo era algo más insignificante que si hubiera sido aplastada una pequeña hormiga, quizá este era nuestro evento de extinción.

Caminé hacia Annette, y Antonio y les sugerí –Será mejor que vayan a descansar, mañana por la mañana procederemos a enterrarlo-, fue entonces que recordé la llamada de Eliza, tendríamos pocas horas para rescatarla.

Una hora más tarde, escuché el sonido del rifle de Asalto, al fin todo había terminado para él.

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