Mi jornada por sobrevivir

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Día 5, Separated ways Parte 3… ¿el rescate?

Los motores de ambas camionetas rugían por pleno Paseo de la Reforma, Wolf se veía alterado por tratar de llegar al hospital, -toma la precaución de cargar gasolina antes de que lleguemos o nos veremos atrapados por ese descuido- le dije mientras encendí la radio, sintonicé varias frecuencias al azar, las cuales me devolvieron estática como respuesta.

Tras varios intentos localicé una que transmitía:

“Éste es la señal de emergencia del gobierno de México, se ha declarado alerta roja en las 16 delegaciones del Distrito Federal, los infectados han tomado la Ciudad, todos aquellos sobrevivientes deben dirigirse inmediatamente a la delegación Magdalena Contreras, a los campamentos para sobrevivientes, ubicados en las partes superiores de la carretera Picacho-Ajusco.

Tenemos agua, comida y protección, así como una vacuna para inmunizar…”
El mensaje se repetía una y otra vez, apagué la radio al momento de llegar a una gasolinera que parecía estar en buenas condiciones, la segunda camioneta se detuvo a unos metros de la primera a una distancia prudente por si era necesario embestir o tratar de escapar, tomamos un par de cuchillos de la parte trasera y descendimos de la gran camioneta, para luego revisar si las bombas de distribución se encontraban activas, para desgracia nuestra, no era así.
Mi movimiento era torpe y lento, así que tomé una barreta de metal que se encontraba en el suelo para apoyarme mejor y decidí adelantarme hacia las oficinas de la gasolinera, en busca de alguna manera de activar el sistema o encontrar algo que fuera útil. El lugar era un desastre, vidrios rotos y puertas derribadas, camine con el mayor sigilo posible, en el camino a la oficina que tenía un gran letrero que decía Gerente, localicé una manguera de una pulgada de diámetro y aproximadamente 70 centímetros de largo, la enrolle para guardarla llevarla conmigo, cuando escuche el grito de Wolf -Encontré unos bidones-, me di vuelta y proseguí a salir con la manguera, al parecer ese lugar había sido abandonado hasta por los caminantes.
Regresé para darme cuenta que Oz estaba golpeando un caminante que se había acercado lo suficiente a nosotros, camine hasta Wolf y le entregué la manguera, -ahora tenemos que encontrar una manera de llegar a la gasolina o de robar de los tanques de combustible de otros automóviles-, -Será mas fácil obtener gasolina de otros autos-, caminamos hacia los coches más cercanos, mientras Wolf sustraía la gasolina suficiente de los automóviles estacionados o chocados, yo me cercioraba de que los runners y caminantes no se acercaran.
Veinte minutos después teníamos la gasolina suficiente para llenar los depósitos de 40 litros, ayudé a Wolf a llevar los bidones, para luego verter su contenido con sumo cuidado, finalmente, abordamos nuevamente las camionetas y proseguimos, volví a encender la radio, pero para mi sorpresa las transmisiones habían cesado por completo, proseguimos hasta viaducto Miguel Alemán y dimos vuelta, Wolf aceleró, a pesar de haber algunos coches, éstos salieron volando por la fuerza de la camioneta modificada.
En cuestión de Minutos arribamos a la zona del cerco sanitario, detuvimos ambas camionetas y descendimos para ver como ingresaríamos, Oz propuso hacer un ataque frontal con las camionetas, sin embargo Antonio menciono que sería muy arriesgado porque no teníamos la menor idea de cuantos había dentro, lo mismo sería intentar ingresar a pie, Annette propuso que la camioneta monstruo ingresará haciendo el mayor ruido posible, para atraer a los runners y caminantes, mientras que un segundo grupo ingresaba al hospital ayudado por la camioneta más pequeña; eso me pareció lo más sensato y viable, el problema sería quienes irían, Oz y Annette se ofreció a manejar la camioneta monstruo, sin embargo le evidencie a ella que me sentiría más seguro sabiendo que me estaba cubriendo la espalda, tras unos minutos de discusión, los equipos quedaron estructurados: Oz y Antonio, en la camioneta monstruo como señuelo, mientras que Wolf, Annette y yo ingresaríamos al hospital.
Camine con la barreta hasta la whommer y tomé un rifle de asalto, un par de clips extra de 100 tiros, un cuchillo táctico y un chaleco, Wolf tomo un bastón retráctil y un par de cuchillos, finalmente Annette tomó una escopeta, munición suficiente y un bastón retráctil, abordamos las camionetas, Wolf retrocedió algunos metros, para permitir a Oz y Antonio realizar la operación señuelo.
Oz y Antonio encendieron la camioneta monstruo e hicieron rugir el motor un par de veces, esto atrajo la atención de los infectados, que comenzaron a aullar y correr hacia el cerco, segundos después, retrocedieron lo suficiente y aceleraron para dar le a la camioneta espacio suficiente para desbocar por completo. La Whommer atravesó la estructura metálica como si se tratara de una hoja de papel arrastrada por el viento, luego oz comenzó a gritar como loco y a tocar el claxon del vehículo, los cuales atrajeron por completo la atención del los caminantes y los runners que se encontraban alrededor del hospital y se avalzanzaron en sobre de la avenida Ignacio Zaragoza, para perseguir la ruidosa camioneta.
Wolf aceleró y acerco la camioneta hacia la clínica en la que se encontraba Yö, atravesó las puertas de cristal para luego estacionarse en la recepción del hospital, bajamos y mi celular comenzó a sonar, al contestar, escuche la voz de Yö pidiendo auxilio, traté de calmarla pero fue imposible, la llamada se corto abruptamente lo único que pude escuchar fue en el fondo fue el sonido de gritos y golpes en una puerta metálica.
Nos dirigimos hacia pizarrón de especialidades, para enterarnos que maternidad se encontraba en el cuarto piso, caminamos hacia las escaleras principales, pero estas se encontraban bloqueadas por una escalera colapsada y atravesarla llevaría horas sino es que días, no quedo otra opción que correr hacia las escaleras de emergencia, atravesamos la salida y subimos tan rápido como fue posible hasta el tercer piso, donde terminaban estas, entramos por esta puerta y tras ella había un gran pasillo lleno de caminantes que estaban distraídos atacando una autoclave (un recipiente metálico de paredes gruesas con un cierre hermético que permite trabajar a alta presión para esterilización de material del hospital), aprovechamos esta distracción para subir al cuarto piso por las escaleras.
Al llegar por fin al cuarto piso, el lugar era un desastre, los cuartos se encontraban en llamas y una decena de infectados caminaban lentamente por el lugar, sin importarles estar quemándose, decidimos terminar con ellos haciendo el menor ruido posible, tomamos los cuchillos y los bastones y comenzamos a eliminar uno a uno a los infectados.
Por fin cayó el último de ellos que se encontraba en el piso, Wolf tomó un extintor del pasillo y trato de ingresar al cuarto que presentaba signos de violencia, accionó el aparato y logro que las llamas se sofocaran de la entrada. Ingresamos, era un cuarto normal de hospital, en la cama había un reporte que tenía el nombre del paciente, se trataba de Yö y su hijo, sin embargo, no había señales de ella, revisamos el cuarto en busca de señales, Annette salió de la habitación y revisó el pasillo, Wolf se molestó al pensar que probablemente habíamos llegado demasiado tarde, tomo un cesto de basura y lo lanzo por la ventana.

-¿Pero no te has dado cuenta que la ventana está abierta?- le dije a Wolf tratando de tranquilizarlo- ella pudo escapar por las escaleras de emergencia…-, Annette nos grito para que saliéramos, en el suelo se encontraba el cadáver de la madre de Yö, con marcas de mordidas y el cuello roto-, reingrese al cuarto, tomé una de las sabanas y la cubrí con ella… -¿a caso Yö está muerta?-, negué con la cabeza –hace unos minutos recibí una llamada de su celular, y sonaba como…- reaccioné y bajé usando la barandilla de las escaleras, hasta donde estaba el primer grupo de infectados atacando la autoclave, Wolf y Annette bajaron detrás de mí, -allí esta– señalé la autoclave, -cuando me llamo, solo escuché el sonido de metal siendo golpeado-.
Annette tomo su escopeta y comenzó a dispararles, el crecido grupo de infectados se dieron la vuelta y corrieron hacia nosotros, tomé el rifle, me hinqué con dificultad para tener una mayor estabilidad, le quite el seguro y comencé a disparar, los agresores fueron disminuyendo uno a uno, hasta que el piso se volvió un anexo de la morgue, de la nada se escucho un rugido, el ruido de los disparos habría sido suficiente para alertar a todas las cosas que se encontraran dentro del hospital, Wolf corrió hacia la autoclave y abrió la compuerta, en el interior se encontraba refugiada Yö con su bebé, Wolf se puso en cuclillas y la saco, se encontraba desmayada por la falta de aire en el interior.
Por las escaleras subió un infectado corriendo y se abalanzo contra mí tomándome por sorpresa, por la posición en la que me encontraba me derribo y trato de morderme, pero el rifle me ayudo como un escudo para mantenerlo lejos, Annette corrió hacia la cosa y la empujó por las escaleras. –¡Aquí ya no es seguro para estar!, salgamos de aquí- dijo Annette, para luego correr hacia la salida de Emergencia, me incorporé, tomé la barreta, para luego tomar al bebe entre mis brazos, lo envolví en una toalla y con ella improvisé una especie de reboso, para colgarme al niño en la espalda, detrás de nosotros se escucho un mayor número de rugidos que se acercaban por la escalera principal, Wolf fue el segundo en descender por las escaleras de emergencia.
Finalmente salí y cerré la puerta, apoye la barreta de metal contra la puerta para que esta se mantuviera cerrada, detrás de la cual se escuchaban golpes y gruñidos, el grupo de infectados nos había alcanzado y estaba tratando de matarnos, el recién nacido comenzó a llorar ante tal situación, me dirigí hacia las escaleras lo más rápido que pude con una pierna herida, descendí lentamente el primer nivel de los cuatro, tal vez haber venido no habia sido mi mejor idea, pero no era posible hacer mucho en este momento, inicie el descenso del segundo nivel cuando la puerta de emergencia cedió, por ella salieron volando algunos infectados que vi pasar y estrellarse en la planta baja, luego escuché unos pasos sobre el nivel superior de las escaleras de emergencia, los runners salieron por el pasillo y a bajar por las escaleras. Olvidando por un momento la seguridad, baje algunos escalones con apoyo de mi pierna sana y luego saltar de nivel a nivel, dándome unos segundos de ventaja, sentí como si mi pierna se fuera a romper en dos, mi pantalón se empapo de sangre y dolor se volvia insoportable…
Hasta el segundo nivel pensé que los Runners se habrían quedado mordiendo el polvo, grande fue mi sorpresa al notar que ellos estaban imitando mis movimientos, saltando de los niveles para atraparme, continúe bajando y llegue hasta la planta baja, no podía más la pierna me dolía demasiado y mi vista se volvía borrosa, me recargue en la pared al no ver a los demás, alce la mirada y vi como se acercaban los runners, había podido sobrevivir un día más, había escapado del estacionamiento de la tienda departamental para morir fuera de un hospital, revise los clips que me quedaban, solo tenía un par de municiones, suficiente para dar fin a mi vida, cerré mis ojos dándome por vencido, mi cuerpo se sentía pesado y este no respondía, el bebé seguía llorando, me moví torpemente para tratar de depositar al bebé en un cesto de basura el cual cubriría y al menos así salvaría su vida, detrás de mi podía escuchar como los infectados se reunían a mi alrededor, detrás de la puerta se escuchaba el motor de la camioneta esta vez no habría un equipo táctico que saliera de la nada para salvarnos, me quite la toalla y le deposité dentro del bote, que estaba vacío, me giré y puse el rifle en mi barbilla listo para dispararme en la cabeza y quitarme la vida en caso de ser mordido.

Estaba a punto de jalar el gatillo cuando la puerta se abrió nuevamente, salió por la puerta Annette disparando a los engendros con su escopeta y Wolf lanzando sus cuchillos, los runners cayeron, me deje caer, el bebe comenzó a llorar y perdí el conocimiento.

Una hora después desperté exaltado en la parte trasera de la camioneta, mi pierna aun dolía pero podía moverla nuevamente, me incorporé para percatarme que estaba en la segunda camioneta, mire por la ventana, la noche había caído ya, Oz volteo a verme y dijo –se te está haciendo costumbre volverte una damisela en peligro… ¿no nats?- me limite a mirar por la ventana, para percatarme de que algunas partes de la ciudad se encontraban en llamas.

Tras media hora dije –¿A dónde nos dirigimos?–, Antonio respondió –viajamos rumbo al campamento en el Ajusco… dicen tener una cura para la infección, comida, agua y muchos soldados cuidando el lugar… no hay mejor lugar que ese…- ambas camionetas avanzaron lentamente por la ciudad hasta arribar a la carretera Picacho –Ajusco, para ese momento pasaban de las doce de la noche y decidí dormitar.


Día 5 Separated Ways

Caminos separados

Parte Uno, la mañana siguiente

A la mañana siguiente todo el cuerpo me dolía, trate de moverme pero el dolor era inmenso, tras unos minutos, finalmente me logré sentar había una muleta al lado de mi cama, la tomé y la empleé para caminar hacia fuera del cuarto, caminé rumbo a la sala y al llegar vi a todos sentados revisando el armamento, les sonreí y les pregunte – ¿ya escogieron donde quieren ir a entrenar? – Annette se levanto y me ayudo a llegar al sillón que quedaba vacio, Antonio respondió –No deberías de estar de píe, anoche pensamos que te perderíamos, es necesario que descanses y lo sabes- negué con la cabeza y le respondí –mi madre se encuentra atrapada en el instituto y a menos de que hagamos algo será imposible rescatarla, no tiene comida, tendremos un par de días para recatarla… ustedes no saben el terror de estar allá afuera y a menos de que queramos morir necesitó que ustedes sepan disparar armamento de fuego en el menor tiempo posible–.

Mis amigos se miraron y me respondieron – ¡está bien! –, sonreí y comenzamos a planear a donde iríamos, algo era seguro, el número de sobrevivientes a este incidente estaba disminuyendo y no estaba seguro de que las personas que me importan estuvieran sanos y salvos, busque mi celular y al no encontrarlo pregunté por él, Wolf respondió que cuando me encontraron ya no lo traía que era muy probable que lo hubiera tirado en el coche, suspiré y me relajé sobre el sofá, cerré los ojos –será mejor que nos vayamos, porque entre más tiempo pase, será más difícil entrenar y si ya no hay luces en la noche será más difícil regresar-.

Antonio me miro y dijo –comprendemos tu urgencia pero tu automóvil no será suficiente para trasladarnos a nosotros y al armamento, además, si esas cosas se han multiplicado como parece serlo necesitaremos otras unidades, que sean más resistentes y permitan salir y entrar de lugares sin ponernos en riesgo- asentí ante el comentario, -entonces vayamos a buscar lo que nos hace falta- dije y me levante con dificultad para luego dirigirme a la puerta.

Sin embargo, en mi mente seguía pensando, ¿Qué había pasado con esas chicas del centro comercial?, sus caras se me hacían conocidas, pero no sabía porque, también me preguntaba como estaría Ivonne, Paola y mi madre… negué con la cabeza y Salimos a la calle a conseguir lo necesario.

Parte dos Las sobrevivientes del aeropuerto

La historia de Ale…

Hace dos días

Me encontraba en un viaje sin escalas que había salido hace 10 horas de España y estábamos retrasados por culpa de la niebla, como se trataba de un viaje sin escalas, me dirigía a visitar a unos amigos, uno de ellos estaba próximo a casarse y le llevaría un obsequio, otro de ellos vivía por el centro de la ciudad de México y mi llegada sería una sorpresa, tras una hora de sobrevolar la Ciudad de México, el banco de niebla se había despejado y al fin el avión pudo aterrizar, el capitán dio algunas especificaciones, breves datos culturales, finalmente corto la comunicación diciendo -“Viva México”-, era una muy peculiar forma de darnos la bienvenida al extraño país, me limité a enderezar mi asiento y abrocharme el cinturón.

El avión descendió y se acerco a la terminal principal del aeropuerto Internacional, baje del avión y esperé mi equipaje, los demás pasajeros tomaron sus respectivas maletas, esperé durante mucho tiempo hasta que vi que era la última, caminé hacia el encargado de la aerolínea y le comente la situación, el encargado entro hacia el área de maletas y volvió a salir a donde estaba yo, me pidió una disculpa y me dijo que al parecer todo mi equipaje excepto por un pequeño paquete había sido enviado a Singapur, me entrego el paquete y me dijo que ya se ha solicitado el envío a México, pero que tardaría un par de días en llegar, mientras eso sucedía, la aerolínea me pagaría los gastos de hospedaje y vestimenta, parecía un buen trato, me dieron una cantidad razonable de dinero para mis gastos de ropa para dos días, tome mi paquete y decidí que sería oportunidad para salir de compras, conocer la ciudad y ver a mi amigo Natsu.

Salí de las oficinas de Iberia y me dirigí hacia los ascensores, lo llame y me recargue en la pared mientras esperaba la llegada de este, suspiré porque parecía que a pesar de que este era mi primer viaje al extranjero, no estaba saliendo del todo bien, revise mi reloj de pulsera y vi el horario de mi ciudad, me dispuse a actualizarlo, eran aproximadamente las 16:30 horas, ingrese al ascensor y ahí fue cuando ocurrió todo, el aeropuerto se sacudió como si algo lo hubiera impactado, el ascensor se detuvo y las luces se apagaron, presioné el botón de emergencia, pero nadie respondió, luego vinieron diversos impactos y el ascensor se desplomo a toda velocidad, pensé que sería mi fin, sin embargo, este se detuvo entre la planta baja y el primer piso, desde pequeña he odiado los ascensores, pero me senté y decidí que no me quedaba nada más que hacer que esperar por ayuda…

La historia de Arelí

Hace dos días

Hacía más de diez años que conocía a Natsu y desde los primeros días siempre me invitó a su casa, tras años de trabajo y esfuerzos, por fin había ahorrado lo suficiente para viajar a la ciudad de México para participar en un evento de comics que se había estando promocionando mucho en mi ciudad, así que decidí aprovechar la ocasión.

El vuelo salió a las 14:00 horas de Saltillo y se tenía estimado que llegara a las 15:30 horas, era excitante, era la primera vez que viajaba en avión, a pesar de solo ir a una ciudad considerablemente cercana, me encantaba el servicio y la velocidad, saque de mi bolsa de mano un libro titulada “Wicked, Crónicas de una bruja malvada” el cual había comprado en la tienda del aeropuerto, prometía ser una buena obra literaria, al cabo de una hora revise mi reloj marcaba las 16:30 horas, el capitán llevaba mucho tiempo sin hablar, supuse que debía ser un regla por neblina, de y sentí como el avión comenzó a descender a gran velocidad, esto a comparación de la ultima hora de vuelo, las luces se apagaron y se encendieron los indicadores de enderezar los asientos y abrocharse los cinturones, hice lo que se indicaba y me aferre al asiento y espere lo peor, afortunadamente la salida de emergencia se encontraba cerca y de ser necesario escaparía por allí.

Del techo cayeron las mascaras de oxigeno, la coloque en mi rostro y luego puse mis manos frente a mí, aprovechando el respaldo del asiento de enfrente, coloque mis pies en una posición cómoda que evitara las lesiones, mire por la ventana y vi como la turbosina del avión caía y se evaporaba rápidamente, me aferre con fuerza y trate de mantener la calma, diez segundos después, escuche el estruendo provocado por el avión golpeando el edificio principal del aeropuerto internacional de la ciudad de México. Las precauciones que había tomado me habían salvado la vida, me incorpore con un poco de dificultad, camine hacia la salida de emergencia y conforme avanzaba, vi con horror que los demás pasajeros habían perecido en el impacto, o se encontraban atravesados por los fierros retorcidos del avión, mi cuello me dolía mucho, llegue a la puerta y trate de abrirla, era extraño, no escuchaba el sonido de las ambulancias y los demás servicios, finalmente logré abrir la puerta y bajé de un salto del avión; mire a mi alrededor y vi una figura que se acercaba a mí a gran velocidad, pensé que sería un paramédico, me incorporé y caminé hacia la persona que venía, luego conforme la niebla se disipava vi que el número de personas que corría hacia mí.

Conforme los vi acercarse supe que algo estaba mal, sus rostros estaban ensangrentados y se veían muy agresivos, me giré y corrí rumbo al aeropuerto, ingrese esperando encontrar ayuda, en cambio, vi a cientos de personas corriendo despavoridos por los agresores, corrí hacia la salida, sin embargo, ahí había un grupo de esas personas agresivas, mire hacia la izquierda, el avión había bloqueado la ruta de escape, gire a la derecha y corrí hacia las otras salas, miré en un espejo conforme corría, un grupo más numeroso de perseguidores se había juntado tras de mí, gire a la izquierda y subí por una escalera estrecha, para llegar al primer piso y ver que estos estaban teniendo problemas para subir por la escalera, seguí corriendo, hasta que llegue al final del pasillo del segundo piso, volteé nuevamente a mirar y uno de mis perseguidores casi me había alcanzado, como me encontraba en la barandilla del final del pasillo, me agache, mi perseguidor, continuo su carrera y no pudo frenar a tiempo. El agresor salió volando por la barandilla y cayó un piso, golpeándose directamente contra el suelo, alcé mi rostro y vi unos peldaños de una escalera que conducía a los ductos de ventilación, subí por ella, dejando atrás a mis seguidores.

Al llegar al tope de la escalerilla, quite la tapa del ducto, la deje caer y me introduje por este. Me arrastre por el conducto, era un poco difícil e incomodo. Tras unos minutos llegue a lo que precia ser un gran cubo de luz, mire hacia arriba, no puede ver nada más que un cable de acero que colgaba de una polea, mire hacia abajo y vi un ascensor atrapado entre dos pisos, baje cuidadosamente, me hinque en el ascensor y busque con la vista el siguiente ducto de ventilación, cuando escuche una voz…

Parte 3 la sobreviviente fuera de la ciudad de México

La historia de Ivonne

48 horas antes del cerco epidemiológico

Después de que Natsu me dejó en casa, mi familia y yo subimos por las escaleras, a pesar de ser mayor de edad mi madre tiene la tendencia a tratarme como una chiquilla, me senté a escuchar el sermón explicándome porque no debo dormir en otras casas que no sean la mía, que si corría riesgo de ser violada y otras cosas que les llevaron más de una hora decirme su preocupación. Nunca han visto que ya soy una mujer y que se con quien hago que y como, no soy una chiquilla que se anda exponiendo al peligro, aunque la noche anterior casi me costó la vida.

Decidí no contarles nada al respecto y solo callar, escuché durante una hora sus quejas hasta que me canse, me incorporé para irme a mi cuartó, mi madre vino a retarme pero simplemente la ignoré y permanecí en el cuarto, no supe cuanto tiempo pasó desde entonces pero me quede dormida y cuando desperté ya eran las 6 de la mañana del día siguiente, como cada mañana me incorporé y me metí a tomar una ducha, me senté mientras el agua caía por mi cuerpo desnudo.

Salí de la ducha envuelta en toallas, me mire al espejo y comencé el ritual de todas las mañanas, ponerme crema en el cuerpo, vestirme, maquillarme, para luego desayunar, cesto se había transformado en un ritual matutino al pasar de los meses, encendí el televisor en el noticiero matutino de IMEVISIÓN, buscando información sobre los disturbios del sábado, sin embargo la única noticia que cubrían era un supuesto atentado terrorista en el aeropuerto que se había perpetuado el día anterior por un grupo extremista que graciosamente se hacía llamar Rapunzel, reí ante tal nombre, – ¿a caso los nombres extremistas ya se les han terminado? – pensé que era una tontería, apague el televisor y me salí rumbo a la oficina.

Camine a la calzada de Tlalpán para tomar el metro hacia Tasqueña, al llegar allá, tome un segundo transporte que me llevaría en pocos minutos al pueblo de Tlahuac, cerré los ojos y me relajé sabiendo que esa era la última parada del colectivo, el resto del día pasó como cualquier otro, algunas cotizaciones, solicitudes de consumibles, todo lo normal. A las 14:30 horas decidí llamar a Natsu para saber cómo le había ido el día anterior y preguntarle que sabia del nuevo grupo “terrorista”, sin embargo no me contesto, volví a intentarlo un par de veces más pero al no conseguir respuesta, colgué y no volví a tocar el teléfono.

Al fin dieron las seis de la tarde y mis jefes aun no regresaban a la oficina, cerré el negocio y caminé hacia la parada de autobuses, era extraño, ninguno estaba pasando, las calles se veían desiertas, tras una hora decidí regresar a la oficina para pedir un aventón de regreso a casa, al llegar, la puerta se encontraba aun cerrada y no parecía que los jefes hubieran llegado, me metí y encendí el televisor, esta vez puse el noticiero de las siete de la noche en el canal de la otra compañía, la transmisión seguía cubriendo el supuesto atentado contra el aeropuerto, a mi parecer sonaba más a una excusa para justificar la guerra contra el narcotráfico, que un verdadero atentado, asimismo reportaban pequeños disturbios en el centro histórico y las inmediaciones de este… las noticias me estaban arrullando, me acomodé en el sillón y poco a poco me quede dormida.

Cuando desperté la televisión seguía encendida, el reloj marcaba las 10 de la noche, mis jefes nunca llegaron, tendría que dormir esta noche en la oficina, -que horror…- dije para mí misma, el televisor transmitía en cadena nacional un mensaje del actual presidente, en el cual anunciaba la cancelación de las elecciones en el país, debido a los actos terroristas y la epidemia desatada en el Distrito Federal, por lo que se ha levantado un cerco sanitario alrededor de la ciudad, impidiendo la salida o acceso a esta, me quedé fría al escuchar la noticia, tome mi celular para llamar a Natsu, pero el celular no funcionó, tomé el teléfono de la oficina pero la línea estaba muerta… tendría que llegar a casa por mis propios medios.

Parte 4

Hace 46 horas

Las sobrevivientes del aeropuerto parte II

Me encontraba desesperada, ya tenía más de una hora atrapada en ese maldito ascensor, afuera podía escuchar gritos, golpes y mobiliario siendo destrozado, quería irme a casa, odiaba estar encerrada y escuchar esos extraños ruidos de afuera del ascensor, abrase mis piernas para luego escuchar un sonido poco peculiar, parecía como si alguien hubiera aterrizado en el techo, grite -¡hola! ¿Hay alguien allá arriba?- golpeé la puerta para llamar la atención, cuando la voz de una joven se escuchó a través del cubo del ascensor… -¿hola? ¿Hay alguien allí abajo?- la joven abrió la salida de emergencia, pude ver la luz que entraba por el techo y le grité –ayúdame a salir de aquí por favor-, la joven me extendió su mano y la tomé, me apoye en ella para salir del ascensor y le agradecí –te debo una, pensé que me quedaría encerrada- la joven me respondió –a menos de que quieras quedarte aquí, será mejor que te muevas, ella comenzó a subir por una escalinata y se metió por un conducto de ventilación, la seguí con cautela a la desconocida.

-¿Qué haces aquí?- le cuestione, me respondió –salvándote de ese ascensor y de los agresores- la seguí de cerca y replique -¿agresores?- me conto su historia, sobre el accidente que había tenido su vuelo y como se había salvado, su historia parecía sacada de un tomo de “Rippley”, decidí guardar mi distancia, por si se ponía violenta, pasamos poco a poco por los conductos, me señaló una de las rendijas y mire por ella, observé el gran disturbio que ocurría bajo nosotras… ¿acaso esto era una pesadilla causada por el encierro?

Había decidido ayudar a la persona atrapada por el ascensor, prefería ayudar a alguien que dejarla como comida para los zombis, la joven preguntaba muchas cosas, las cuales le respondí a pesar de poder sonar a una loca, conforme le narré los sucesos y escuchar su tono de voz, sabía que no me creía en absoluto, le señalé una de las rendijas donde se podía apreciar el disturbio – si no me crees, mira- sin embargo, vimos desde ella como un grupo de personas armadas que se dirigían hacia el interior del aeropuerto, escuchamos disparos y preferimos continuar nuestro camino.

Conforme avanzamos por el ducto de aire, la chica que ahora me acompañaba se volvía más quejumbrosa y su acento español la hacían sonar un poco pesada nos seguimos arrastrando hasta que llegamos a donde terminaba el ducto, lo único que quedaba por hacer era remover la última ventila y esperar que no hubiera nada malo fuera, me asomé y pude ver nuevamente el cielo, revisé la estructura y vi una escalinata que corría desde el techo hasta el suelo, decidimos descender, al llegar al suelo, corrimos hacia la puerta, era nuestra salida a la libertad, al abrir la puerta una alarma se disparo, pasó junto a nosotras un nutrido grupo de esas cosas, atraídas por la alarma, tome la mano de mi compañera  y la jalé hacia un coche que estaba estacionado, rompí el cristal, su alarma comenzó a sonar, ingrese a la unidad, abrí la puerta del copiloto para que mi acompañante pudiera ingresar, luego y busqué las llaves, no estaban allí, un grupo de agresores rodeo el automóvil.

Mi acompañante se metió al automóvil y comenzó a gritarme, ¡Vámonos de aquí!, desistí de encenderlo con las llaves, intenté una maniobra que había visto en un video en la red, con todas mis fuerzas arranque los cables del switch, los uní, el motor del coche rugió y la alarma ceso, retome mi posición de piloto y cuando estábamos por arrancar unas manos entraron por la ventanilla rota, puse la reversa para intentar quitarme de encima a los agresores, unos rodaron al quedarse sin el apoyo del automóvil y otros fueron aplastados por la parte trasera, no obstante, el que trataba de ingresar seguía agarrado con fuerza a la unidad, cambie la velocidad e inicie mi avance hacia una vía principal, el agresor trato de meter su cuerpo en el automóvil.

Pensé que este seria nuestro fin, cuando de pronto pasó un automóvil rojo a toda velocidad, con cinco pasajeros, este golpeo al agresor haciendo que callera al suelo, aceleré para seguirlo y al dar vuelta en U, se produjo súbitamente el derrumbe de una de las estructuras del aeropuerto, algunos escombros impactaron contra el automóvil, aceleré para no perderlo, durante veinte minutos lo seguí hasta una distancia prudente, salimos de la vía principal e ingresamos en una colonia llamada Santa María la ribera siguiendo el automóvil, sin embargo este se nos perdió, decidimos desistir y buscamos un hotel para pasar la noche, estacione el coche y cada una se fue a dormir en un cuarto distinto… era extraño, habíamos sobrevivido una situación muy extraña, ni siquiera sabía su nombre y habíamos salido de un apuro mayor, me fui a recostar y dormí hasta la mañana siguiente.

Habíamos escapado de un suceso demasiado extraño, parecía un atentado terrorista de uno de los grupos Vascos, me pregunte si tendría alguna relación, encendí el televisor y zappeé los canales para buscar noticias, la cadena TESMX confirmaba mi sospecha, escuche un rato los últimos reportes, me di una ducha y después me fui a dormir. Al día siguiente me levante un poco tarde, pasaba del medio día y aun no podía superar el Jet Lag, me incorpore y con mucho cansancio salí a buscar a mi nueva acompañante, toque su cuarto y me presenté, ella se estaba terminando de vestir, la esperé un rato y le comenté de mi situación, me sorprendió descubrir que ella también se había quedado sin equipaje.

Acordamos ir a comprar un poco de ropa, cruzamos la avenida y entramos a una tienda de autoservicio, no se veía muy grande pero nos sirvió para conseguir un poco de ropa interior y algunos artículos de primera necesidad. Pasaban de las 14:00 horas, estábamos buscando crema y shampoo, cuando nos dimos cuenta que la tienda prácticamente se había vaciado, caminamos rumbo a las cajas, se encontraban desiertas, revisamos toda la tienda y al parecer no había nadie, corrimos hacia las escaleras encapsuladas de emergencia y por fortuna se habían quedado abiertas, subimos medio nivel y nos asomamos para ver que ocurría.

Había ido a revisar las puertas de entrada, estaban cerradas por dentro, seguramente habría una llave en el puesto de vigilancia, caminé hacia allá cuando Ale me jalo hacia las escaleras encapsuladas, probablemente haya una salida por ahí. Al llegar a las escaleras, estas solo conducían al segundo y tercer nivel del edificio, subimos hasta el primer descanso y pudimos ver con terror como un joven vestido con un traje de bombero era atacado por un grupo de esos agresores, me sentía inútil al solo poder mirar como ese joven estaba siendo agredido y posiblemente masacrado por esas cosas, retrocedí, baje las escaleras y preferí no ver mas… de pronto se escucharon una serie de disparos, se desató una batalla entre los agresores y un grupo de policías.

El joven trataba de luchar por su vida, nosotras nos encontrábamos encerradas y sin poder hacer nada al respecto, baje corriendo y comencé a buscar en la tienda alcohol y otras cosas, podríamos crear algunas bombas molotov y ayudar al joven. De varios de los departamentos, tomé botellas, alcohol y algunos trapos que funcionarían como mechas, asimismo, un paquete de fósforos, corrí de regreso a donde se encontraba Areli, se encontraba en shock, la agite y prácticamente le tuve que dar un bofetón para que volviera en si. Preparamos unas cuantas bombas molotov para tratar de ayudar al joven, volvimos a subir al último nivel, nos asomamos y vimos que el ya no se encontraba ahí, en cambio vimos a los agresores atacando un grupo de policía, lanzamos unas cuantas bombas, las cuales reventaron al impactar, parte del grupo se comenzó a incendiar, pero parecía no importarles. Después se levantaron y corrieron nuevamente por la calle, un pequeño grupo se colocó en la puerta delantera y comenzaron a golpearla, otro se fue por la calle aledaña a perseguir a su anterior presa, los agentes que aparentemente habían sido asesinados se levantaron como si nada, pero algo era distinto, esta vez se movían lentos, sus cuerpos sangraban y no presentaban dolor.

Corrimos por el techo, hacia el otro lado de la calle, el joven había escapado, nosotras estábamos atrapadas, aunque contábamos con comida y agua para sobrevivir por días. Sobe mi mejilla y baje por las escaleras, Ale me preguntó -¿qué haremos?, a lo que respondí, -Tratar de escapar de aquí-, el resto del día nos lo pasamos revisando la tienda, tratando de encontrar  las llaves para abrir las puertas.