Mi jornada por sobrevivir

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Día 3 Infección, Parte 2

Oz prosiguió dándome detalles de los agresores, los cuales optamos por catalogarlos en dos grupos:

  • Caminantes: agresores, de velocidad lenta y buscan morder a las personas para alimentarse o eso creemos de su carne.
  • Runners: sus atributos físicos son parcialmente desconocidos, sin embargo hemos observado que tienen mucha velocidad y resistencia.

Sin embargo esto solo fue un preliminar, puesto que llamarlos así era darle un nombre a lo desconocido, no sabíamos qué eran o a que nos estábamos enfrentando, según la prensa se trataban de terroristas, pero según lo que habíamos visto, eran extremadamente extrañas… tome un papel para recapitular sus características:

  1. Veloces y/o lento, dependiendo de la apariencia
  2. Agresivos
  3. Fuertes
  4. Se alimentan de carne humana
  5. No se atacan entre ellos,
  6. Parecen reclutar a aquellos que han mordido o asesinado

Después de revisar la información y analizarla la descripción sonaba a una sacada de alguna de las películas de George Romero o por algún videojuego del nuevo siglo, Oz tomo mi escrito lo observo y rio un momento al notar la relación y pregunto con entusiasmo – ¿A caso nos enfrentamos a un apocalipsis zombi?, lo mire, estudie la información y me disponía a confirmar, cuando recibimos un par de llamadas, una de Antonio y Wolf, extrañamente cada uno pedían un servicio de extracción…

Suspire y comente la situación a Oz, -puedes esperarme o…- más tarde en decir esperarme que en que Oz tomara el Bate que se encontraba en la puerta, tome un poco de dinero del que había ahorrado para una emergencia, aproximadamente 50 mil pesos, salimos de mi casa y caminamos rumbo a mi automóvil, al salir a la calle miré a todas direcciones, para mi sorpresa, a pesar de que pasaban de las 15:00 horas y las calles seguían desiertas, subimos al automóvil, lo encendí, acelere un par de veces y después de ello salimos para dirigirnos hacia el barrio bravo a comprar armamento.

Cuando Oz observo que no nos dirigíamos al Museo de Antropología, me pregunto -¿Cuál es el plan?-, le respondí -Nos trasladamos rumbo al mercado negro, si queremos sobrevivir y no solo ser un blanco, necesitamos armamento y ropa especializada-, cuando llegamos al lugar pudimos observar algunos caminantes, los cuales no significaron gran amenaza, aceleré y los mande a volar, al llegar a las inmediaciones del barrio bravo los accesos se encontraban bloqueados y debimos continuar a pie.

Estacioné el automóvil cerca de una de las barreras, en la calle peralvillo sobre una banqueta, Oz y yo descendimos del automóvil, nos dirigimos a la cajuela, tomamos el bate y la llave de cruz, caminamos de regreso al eje 1 Rayón, la calle era amplia, de aproximadamente 5 carriles, sin embargo, esta se encontraba reducida por una gran cantidad de accidentes automovilísticos, automóviles en llamas y probablemente Runners…

Tras un par de minutos, tomamos la escalera de peldaños y subimos a lo alto del muro, aquello que vimos superaba la ficción, los puestos y automóviles se encontraban en llamas, y por la mitad de la calle había muchos caminantes, por fortuna o desfortuna, todos parecían estar acechando los edificios donde se refugiaban los sobrevivientes, descendimos por la escalera de peldaños y corrimos por el eje 1, a la altura del metro lagunilla escuchamos algunos gritos o rugidos, decidimos que no era nuestra incumbencia hasta no verles cerca, conforme nos acercamos a la calle de Jesús Carranza, doblamos hacia la derecha y comenzamos a adentrarnos al corazón del “barrio bravo”.

Al avanzar nos fuimos encontrando con barreras improvisadas con lo que otrora había sido mercancías, al acercarnos a la calle Matamoros nos encontramos lo que más temíamos, ahí se encontraba un grupo de runners que se encontraban inertes y acechantes. Detuve a Oz y le señalé que corriéramos hacia Fray Bartolomé de las Casas, ya que por la calle de Tenochtitlán podríamos llegar a la cerrada de totonacas, tras unos metros de carrera, y creer que habíamos escapado, giré mi rostro para darme cuenta que aquel grupo de runners nos venía siguiendo.

-¡Oz, tenemos compañía- le dije.

-Es mejor que sigamos corriendo- me contesto.

Dimos vuelta en la calle de Tenochtitlán, donde encontramos un pequeño grupo de caminantes, los cuales no fueron reto para el “armamento” que llevábamos, proseguimos, y conforme corríamos, podíamos escuchar cómo se iban juntando más y más runners, por un momento creí que no lo lograríamos… acaso ¿esto había sido un error?, pensé… yo no quiero morir, trate de correr con toda mi resistencia pero no servía el cansancio y la desesperación se apoderaban de mi, y esas cosas parecían no cansarse.

Seguimos corriendo hasta la calle de Peñón, estas habían sido las dos calles más largas y difíciles de mi entera existencia, cuando de pronto, sentí como un objeto roso mi oreja y un segundo después pude escuchar como uno de los runners caía al suelo, luego vinieron mas disparos terminando con el grupo de perseguidores, Oz y yo nos detuvimos y pronto nos vimos rodeados por un grupo de sobrevivientes del barrio que nos obligaron a hincarnos, pensé que nos darían ultimato, de entre la multitud salió una chica y comenzó a inspeccionarnos, al notar que no teníamos rasguños ni mordidas prosiguió a abrazarme y me dijo –¡Natsu, Oz! ¡Están con vida!-, alce mi rostro y para mi sorpresa me encontré a mi amiga Annette, me incorpore y la abrace ante tal sorpresa.

-¿Qué haces aquí?- le pregunté.

-Salvándoles el trasero- rio y dijo –mis padres y yo estábamos de compras cuando todo comenzó, terminamos atrapados por esas cosas, cuando de pronto estas personas nos rescataron de la misma forma, llevamos 12 horas atrapados en el barrio bravo, pero gracias a ello hemos sobrevivido esta situación; y ustedes ¿qué hacen aquí?

-Hemos venido a comprar armamento, unos trajes de federales y mucha munición- le respondí, de entre los comerciantes se apareció un extraño hombre lleno de tatuajes tribales y nos dijo, síganme.

Caminamos detrás de él, Annette nos acompañó, hasta llegar a la calle Totonacas, entramos a una bodega ubicada en el número nueve, al llegar encendió las luces y lo que parecía ser una polvorienta bodega debelo sus arsenales, el vendedor nos pregunto por cuánto dinero llevábamos, deje sobre la mesa los cincuenta mil, y a pesar de ser poco dinero, el comerciante nos miro y dijo –Tomen todo lo que necesiten-, apresuradamente tomamos los uniformes que ocupábamos y los chalecos anti balas, de algo deberían servir, luego tomamos 6 rifles de asalto modificados, rifles de francotirador, dos escopetas, granadas, pistolas,  mucha munición y 8 bastones retractiles de policía y 5 cuchillos tacticos, a pesar de que era muy probable que ni Wolf, ni Oz supieran emplear un arma de fuego, seguramente sabrían como emplear los cuchillos y bastones, por su parte Annette se vistió con un uniforme de federal, todo lo necesario que no comprometiera nuestro movimiento, echamos en una maleta táctica y dispusimos a salir del lugar, Annette, y sus nuevos amigos nos acompañaron hasta el cerco de la calle de Peralvillo y Constancia, me apure a ir por el automóvil y lo estacione frente al cerco, cargamos el armamento y oz se subió en la parte trasera del automóvil para cambiarse, me acerqué a mi amiga y la abrace, ella correspondió y me preguntó –¿Puedo acompañarlos?, no quiero estar aquí atrapada, y sin hacer nada… quiero vivir…- le sonreí y le abrí la puerta, -bienvenida al equipo-, me despedí de nuestros nuevos amigos, subí al coche, cerramos las puertas y arranque el motor, era hora de ir a salvar a Wolf…

Para el momento en que salimos del Barrio Bravo el reloj de mi auto marcaba las 17:00 horas, aproveché que no había casi tráfico en reforma y acelere hasta doscientos kilómetros por hora, no tardamos más de cinco minutos en llegar hasta el Museo de Antropología e Historia, di vuelta en la calle Mahatma Gandhi, estacionamos el coche, descendimos y tomamos el armamento de la cajuela, Annette y yo tomamos un par de escopetas y la munición necesaria, Oz tomo un par de bastones y un par de cuchillos, le instruí como debía usar los bastones, para que estos se quedaran a fuera y pudiera luchar cuerpo a cuerpo.

Una vez preparados, corrimos rumbo a la entrada del museo, cuando de pronto escuchamos un silbido, volteamos a ver rumbo al gran monolito de Tlaloc, donde vimos a Wolf sentado placenteramente, mientras los runners trataban de alcanzarlo, corrimos de regreso hacia el monolito y Annette y yo comenzamos a disparar al grupo, los cuales no representaron mayor contratiempo, cayeron al piso y Oz se dedicó a destrozarles la cabezas, Wolf se encontraba a salvo sin embargo, el sonido de las balas seguramente atraería más agresores, le grite

-Wolf ¿Estas bien?-

Wolf descendió tranquilamente de la roca y tras salir de la fuente, ahora llena de un líquido color carmesí me respondió, -¿por qué tardaron tanto?-

Le di una breve y rápida explicación de lo sucedido, guardamos nuevamente el armamento, subimos al automóvil y partimos esta vez en dirección al Aeropuerto Internacional Benito Juárez, Ciudad de México, el viaje fue muy rápido, extraño para una ciudad tan concurrida, cruzamos rápidamente desde la zona de Chapultepec hasta el aeropuerto, unos kilómetros antes de llegar, pasamos a una gasolinera, detuve el coche y al no encontrar a nadie atendiéndola, decidí despacharme por mi parte, cargue tanque lleno y mientras se llenaba saque un rifle de la cajuela y me prepare por si las dudas, pero nada ocurrió, la bomba se detuvo y cerré el tanque, guarde el rifle y me volví a subir al automóvil y seguimos rumbo al aeropuerto.

Tome el circuito interior y proseguí rápidamente, por el puente especial para atravesar rumbo al aeropuerto, cuando al fin lo divisamos pudimos ver horrorizados que gran parte de este encontraba en llamas y algunos de los aviones estaban estrellados, los sobrevivientes corrían como locos y algunos runners se encontraban sobre la banqueta o media calle devorando a las victimas,  acelere contra un pequeño grupo e hice que estos volaran por los aires.

Me acerque veloz mente al estacionamiento, Oz tomo el celular que había robado y llamo a Antonio, este no le contesto… subí el automóvil hasta el tercer nivel y me estacione. Descendimos del automóvil, Wolf se cambio rápidamente al uniforme de los federales, nuevamente Annette y yo tomamos 2 las dos escopetas, municiones, a Oz y Wolf por su inexperiencia en el manejo real de armamento de fuego, tomaron 2 bastones y dos cuchillos cada uno, tome un tercer bastón y un cuchillo de emergencia para entregárselo a Antonio, o en el peor de los casos lo tendría que eliminar yo mismo, reanudamos nuestro avance para a ingresar al aeropuerto.

Lo que habíamos visto desde afuera no tenía comparación con lo que vimos en ese momento, los runners devoraban a la gente, los caminantes se movían por los pasillos y los pocos sobrevivientes trataban de escapar por las pocas entradas que seguían abiertas o esconderse en los baños, -será casi imposible encontrarlo-, pensé en voz alta, cuando de pronto sonaron los parlantes en los techos del aeropuerto, era Antonio, se había refugiado en la sala de control y nos estaba observando por las cámaras de seguridad, corrí hacia un mapa del aeropuerto y revisé donde se encontraba esta, giré mi rostro para decirles –vámonos, se donde está- cuando vi a Oz tomar sus cuchillos y lanzarlos hacia donde me encontraba, reaccione tirándome al piso, los cuchillos siguieron su trayectoria e impactaron en las cabezas de dos runners que no había visto.

-¡A caso estás loco!, quieres matarme o ¿qué demonios pasa por tu enferma cabeza?- Oz señalo detrás de mí y vi a las dos bestias en el suelo, recuperé la compostura, oz camino hasta donde se encontraban las bestias y les destrozó la cabeza de un pisotón, tomo los cuchillos y limpio las hojas… tras un breve respiro di indicaciones, adoptamos una posición de equipo táctico, basada en un guía con una escopeta, los dos integrantes con arma cuerpo a cuerpo cubriendo ambos flancos y el otro miembro que porta la escopeta en la retaguardia, ingresamos rápidamente por las escaleras, para encaminándonos hacia el ultimo nivel del aeropuerto, los perdigones de los cartuchos de escopeta volaban al igual que las cabezas de los runners, mientras Annette y yo limpiábamos los caminos de avance, Oz y Wolf destrozaban y/o cortaban las cabezas de los agresores que aparecían por los pasillos aledaños, poco a poco nos abrimos camino hacia una puerta donde se encontraba un grupo numeroso golpeándola, Annette y yo, disparamos los cartuchos que quedaban en la racamara, impactando en algunas cabezas, luego le dije a ella que se hincara, acto seguido, Oz y Wolf se lanzaron al ataque para romper cabezas y mutilar miembros.

Annette y yo recargamos los cartuchos que nos quedaban, de seguir así no lograríamos salir del lugar, finalmente Oz y Wolf terminaron el trabajo, se encontraban bañados en sangre de los infectados, nos acercamos a la puerta de la sala de control y la revisamos en busca de un picaporte o algo que permitiera que ingresáramos, inesperadamente sonó un señal y se abrió como por arte de magia, al ingresar encontramos Antonio quien estaba sentado cómodamente observando por las cámaras de seguridad el “espectáculo”, le lance el bastón retráctil y un cuchillo, el cual se impacto en el suelo y le dije –¡hemos venido a salvarte Rapunzel, o es que prefieres que ellos te lleven al baile!-.

Salimos de la sala de la sala de control y descendimos con celeridad por las escaleras, al llegar al tercer piso, este se comenzaba a infestar, los caminantes y runners que habían sido atraídos por el sonido de los disparos y era necesario abrirnos paso, nos quedaban pocas balas y optamos por tomar una posición en la cual cambiaríamos de posición para que mientras unos recargaban los otros golpearan y aprovecharan que a pesar de ser un pasillo estrecho las barandillas de los lados conducían hacia una caída de tres pisos, iniciamos con dos disparos contra los runners que se encontraban mas cerca, estos se precipitaron por su velocidad contra las barandillas y cayeron por los lados, mientras que los caminantes eran presa fácil del combate cuerpo a cuerpo, conforme nos acercábamos al estacionamiento, la munición se termino, el combate cuerpo a cuerpo era la única opción, Annette y yo golpeábamos cabezas con las cachas de las escopetas mientras los demás hacían una carnicería con los cuchillos, milagrosamente logramos llegar hasta el estacionamiento.

Le lance las llaves a Antonio y le dije – ¡Arranquen el coche y váyanse de aquí!- mis compañeros lanzaron el armamento en la cajuela, yo tomé algunas granadas y les volví a gritar – ¿A caso están esperando que los lleve de la manita?- cerré la cajuela y me senté sobre la cajuela del auto, mientras ellos abordaban el automóvil, tan rápido como pudieron lo encendieron y aceleraron para descender por las rampas de los tres niveles, me aferre al alerón del coche, el cual había casi duplicado su peso, pero gracias a su línea parecía no comprometer su velocidad, los runners seguían pisándonos los talones. Al llegar al segundo nivel el número de runners se había duplicado y supe que era la señal para que comenzaran los fuegos artificiales, aproveche la presencia de otros automóviles y comencé a lanzar las granadas, cuando Antonio tomo la rampa para bajar al primer piso y poder salir a la calle, las explosiones de las granadas y los automóviles se hicieron presentes, cada una de ellas estaba debilitando la estructura, la cuál comenzó a colapsarse sobre si misma, Antonio tuvo que acelerar al máximo, para luego atravesar la pluma del estacionamiento, automáticamente una alarma se disparó, los agresores corrieron automáticamente detrás de la alarma, mientras que el estacionamiento se colapsaba sobre ellos.

Antonio dio una vuelta en U y se detuvo para que pudiera ingresar a la unidad, el colapso de la estructura había permitido que pudiéramos escapar tranquilamente rumbo a mi casa, nos dirigimos directamente hacia allá, el reloj marcaba pasadas las 12 de la noche cuando arribamos a mi casa, por hoy todos dormirían en ella.

Al llegar, mi madre me miro con cara de esto no es un Hotel, sin embargo distribuimos a todos en la casa y nos fuimos a descansar.